Atico de mi finca humedades quien paga
Traductor instantáneo de italiano a sardo
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Era un pueblo de gente pobre que vivía de las penurias. Cultivaban jardines polvorientos y algunas cabras con demasiados huesos. Los niños se lavaban con las hojas masticadas de las plantas suculentas, después de haber exprimido su jugo agrio en la boca. El poco ganado que había en la vecindad se cocinaba y se secaba por el calor, y la única bendición para todos eran las tormentas eléctricas, que estallaban con poca frecuencia y duraban poco tiempo, al capricho de unas cuantas nubes pendencieras. Cuando se acercaba la tormenta, los habitantes de Maripura sacaban palanganas y tinas, cubas y baldes. Era un festín que duraba sólo unos minutos pero que daba suficiente agua para que hombres y bestias no murieran de sed.
Y puedo oler el agua misma: agua verde y salvaje, arremolinada en una amplia corriente. Incluso antes de sentarme a mirar, incluso antes de haber visto el agua, huelo este frescor, este refresco, esta respiración del agua en el aire primaveral, siento cómo el chapoteo de las olas en las orillas del río induce a las piedras a desprender su olor en una especie de bóveda, bañada en agua, iluminada por un pálido sol de primavera. Y entonces veo cómo el agua con suaves ondas se cuela en todos los poros de las piedras y les devuelve todo su color y su peculiar olor, el aliento del agua y de las piedras. Y me siento en la orilla y observo cómo el agua se aleja verde como la primavera, con innumerables remolinos en forma de capullo que, como por juego, se persiguen y se funden, se hinchan y se alejan en marzo, justo antes de Basilea, en el Rin.
Palabras en sardo y su traducción
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Intercambié algunos mensajes de texto con Gianfranca, que acababa de salir de Carrión. Hace tres semanas, Riccardo y yo corríamos por la carretera de Alghero y su llamada telefónica parecía venir del espacio exterior; ahora yo también estoy aquí, en esa misma otra parte del mundo.
Sería bonito desde Lugo tomar los autobuses azules y grises de la compañía Freire, la legendaria línea Lugo Santiago. Luego, si tengo tiempo, llegar a Finisterre. Pero no sé si podré llegar a tiempo. Fantasías.
Cómo me detesto a mí misma, cuando adopto estos tonos de gran sacerdotisa del camino; cuando explico, cuento, instruyo, y al final exijo que todos acaten supinamente mis instrucciones. Me irrita que mi ciencia infusa no sea recibida con el debido y reverente asombro que merece.
El aeropuerto de Valladolid: aire frío, un cielo bajo rayado con las nubes moradas que hicieron bailar al avión en los minutos previos al aterrizaje. Desde la radio del autobús una voz parlotea en español.
Palabras sardas antiguas
Almorzamos en un pequeño restaurante en medio del mercado: Nachos con guacamole (avogado, lima, chile, cebolla, tomate), al final de todo el viaje estimamos que estos probados aquí en el mercado eran los mejores que habíamos probado en toda Guatemala.
Todavía en el barco, nos trasladamos a San Juan La Laguna donde visitamos una cooperativa de mujeres que se han unido para recuperar una tradición artesanal más que centenaria, el tejido y tinte de algodones y otros textiles.
El campanario de la plaza destaca sobre los puestos del mercado con su inconfundible color rosa. En la parte superior de cada una de sus fachadas se pueden ver los nombres de algunos estados Honduras, Costa Rica, Guatemala, desde mi posición no puedo ver el último.
Buena cena en uno de los mejores restaurantes de Antigua “La Fonda de la Calle Real”, cocina tradicional y casera en un ambiente típico colonial con fotos de personalidades internacionales en las paredes (Clinton, Francis Ford Coppola, la realeza española, actores…..) Excelente, 14€ cada uno incluyendo el vino.
Traducción del dialecto sardo
En este Fueddariu se han utilizado acentos gráficos en algunas palabras, a veces para diferenciarlas de otras del mismo significado, pero con un sentido distinto, y otras con el único fin de facilitar la lectura al lector poco familiarizado con la ortografía sarda. Mi más sincero agradecimiento a mi mujer, a mi hija, a Stefano Veglio, a los señores Veglio, a todos los miembros de mi familia: cuñados, cuñadas, sobrinos y sobrinas, y también a Nazzaro Putzu, de Gonnosfanadiga, por su gran ayuda en la investigación, sus consejos, su cercanía y su apoyo, y a los muchos amigos que siempre han estado cerca de mí y que tanto han hecho para que tuviera éxito en esta empresa.